Como norma general en nuestros artículos insistimos siempre en la importancia de una alimentación variada y equilibrada para disfrutar de una buena salud. Por ello, tomamos siempre como referencia nuestra apreciada Dieta Mediterránea.
Es evidente unos hábitos alimentarios saludables son aconsejables en cualquier etapa de nuestra vida. Sin embargo, en esta ocasión nos detendremos en la alimentación en la tercera edad.
La tercera edad es una etapa en la vida de cualquier ser humano en la que confluyen una serie de factores que la hacen especial desde un punto de vista nutricional. Llegados a este momento de la vida, estas personas presentan algunas peculiaridades en el plano físico, emocional o social que las hacen especialmente vulnerables.
De hecho, existe un peligro cierto en estas edades de padecer tanto desnutrición por inapetencia, como sobrepeso por llevar una alimentación desordenada y poco equilibrada.
Evidentemente estas circunstancias afectan de manera decisiva a una peor calidad de vida, mientras que una alimentación saludable favorecerá una mejor respuesta del organismo al paso de los años, haciendo que el envejecimiento o ciertas enfermedades se atenúen o simplemente lleguen más tarde.
Son típicas a estas edades la hipertensión, la diabetes, problemas respiratorios o problemas en huesos y articulaciones, y otras enfermedades cuyos riesgos se reducen si se ha tenido cierta disciplina nutricional.
Consecuencias fisiológicas del envejecimiento
Con el paso de los años, nuestro organismo termina experimentando una serie de cambios que afectan tanto al apetito, como a las propias necesidades del organismo o a la propia manera de la que se ingieren los alimentos.
• Un menor apetito.
• Debilitamiento de los sentidos del gusto y olfato, en muchas ocasiones por la medicación, lo que lleva a sazonar más las comidas con el consiguiente problema de la sal.
• Problemas digestivos como la disfagia, el reflujo o el estreñimiento.
• Salud dental deficiente o llagas.
¿Cuáles son las necesidades nutricionales de las personas mayores?
Pero en cualquier caso, existen unas pautas generales que pasarían por una dieta variada en la que estén presentes verduras y frutas, huir del sedentarismo, y practicar ejercicio. También cuantifican en 30 Kcal por kg de peso la cantidad diaria a consumir.
Pero la SEGG concreta un poco más y lanza las siguientes recomendaciones:
• Sitúa en 1.500 Kcal el aporte calórico mínimo.
• Dieta Mediterránea como base (verduras, legumbres, frutas, pescado azul, frutos secos y aceite de oliva).
• Hidratación: Beber 2,5 litros de agua o líquidos diariamente.
• No limitarse a comer 3 veces al día. Es preferible hacer 5-6 comidas menos copiosas.
• Alimentos cocinados: Cocidos, a la plancha, rehogados… Evitar los fritos.
• Texturas fáciles de ingerir. (ver nuestro artículo sobre texturizados).
• Siempre preferible el pescado a la carne.
• Aceite de oliva.
• Lácteos al menos dos veces al día para garantizar aporte de calcio.
• Fibra: unos 25 gr/día.
• Evitar salsas, azúcar, excesiva sal, alcohol o embutidos.
• Cocinar y comer. Evitar recalentar para no perjudicar el aporte de vitaminas.
Junto a todo esto, puramente nutricional, también recomienda en la medida de lo posible el acompañamiento en las comidas de seres queridos y una adecuada salud dental.
Por último, siempre se recomienda la supervisión por parte de su médico para un mejor control de posibles deficiencias y/o necesidades de suplementos alimenticios que cubran posibles carencias de vitaminas o minerales.
En guisos.com tomamos como base de nuestros menús la Dieta Mediterránea. Elaboramos nuestros platos con ingredientes de primera calidad, y además ofrecemos a nuestros clientes con disfagia la posibilidad de recibir nuestros platos texturizados. Simplemente debes indicárnoslo por teléfono, al hacer tu pedido, y tomaremos nota de lo que necesites.
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