La celiaquía es una dolencia autoinmune crónica que consiste, básicamente, en una reacción adversa al gluten. Las causas que la provocan todavía no se han descubierto a ciencia cierta pero se sabe que influyen la genética (lo heredan casi un 90% de los individuos) y el ambiente en el que crecemos y nos desarrollamos. La origina una atrofia del intestino a medio / largo plazo a la vez que la mucosa intestinal queda inflamada permanentemente.

La dolencia más asociada con el gluten es la celiaquía. Sin embargo, es igualmente responsable de otros trastornos como la “alergia al trigo”, la “sensibilidad al gluten no celiaca” o el “síndrome del intestino irritable”. Todos ellos tienen síntomas comunes y, debido a las complicaciones que conllevan, es más que conveniente detectarlas lo antes posible.

Te explicamos algo más de cada una de ellas por separado para que las conozcas mejor:

Alergia al trigo

Una reacción alérgica a determinadas proteínas del trigo es posible que igualmente sea un trastorno de intolerancia al gluten. Los síntomas son variados y, de hecho, difieren entre los adultos y los niños porque estos últimos pueden padecer la clásica alergia al trigo que desaparece al ir creciendo.

Entre los síntomas que presenta están el escozor e inflamación de las mucosas o las molestias en el sistema digestivo.

Su tratamiento consiste únicamente en tomar una dieta carente de trigo y, dependiendo de la gravedad de la enfermedad, también carente de gluten.

Intestino irritable

Se calcula que un quince por ciento de las personas padecen esta alteración que se manifiesta con dolores e inflamación en el abdomen, unas veces diarrea y otras estreñimiento, además de gases. Los investigadores han constatado que la sintomatología puede desaparecer o disminuir al eliminar el gluten de la dieta. Sin embargo, una investigación científica difundida por la publicación médica British Medical Journal, aconseja a los no celíacos seguir consumiendo alimentos con gluten ya que es innecesario que se abstengan de productos alimenticios que producen efectos positivos en su organismo.

Sensibilidad al gluten no celiaca

Lo presentan entre un uno y un seis por ciento de las personas. También está asociada al gluten pero es distinta a la celiaquía. Para tratarla, se debe seguir una alimentación sin gluten